Inmunoterapia dirigida ayuda a una mujer de Florida a superar el cáncer de colon causado por el síndrome de Lynch

Estimated reading time: 9 minutes
Foto de Katie Cunningham
Katie Cunningham

Por Nicole Brudos Ferrara

En los 44 años de Katie Cunningham, el cáncer siempre ha sido parte de su vida.

«Tenemos muchos antecedentes familiares de cáncer de colon por el lado paterno, e incluso tenemos un documento que data de los años 1800», dice Katie.

Katie y los miembros de su familia tienen síndrome de Lynch, un trastorno hereditario que aumenta el riesgo de cáncer de colon, endometrio y muchos otros tipos de cáncer. El síndrome de Lynch también hace que ciertos tipos de cáncer ocurran a una edad más temprana que en la población general.

En ciertas situaciones, quienes tienen síndrome de Lynch pueden considerar someterse a cirugía para reducir el riesgo de cáncer, como una cirugía para extirpar los ovarios y el útero a fin de prevenir el cáncer de ovario y de endometrio, o una cirugía para extirpar gran parte o la totalidad del colon.

Katie Cunningham jugando al voleibol.

Cuando Katie tenía poco más de 20 de años, las pruebas genéticas revelaron que ella también padecía de síndrome de Lynch.

Katie es abogada y trabaja en los tribunales de Florida, además de jugar al voleibol y competir en triatlones en su tiempo libre. Aunque el síndrome de Lynch no la detiene, ella siempre se da tiempo para los exámenes anuales de detección.

«Dedico un mes a la salud, sin excepciones. Me hacen todos los exámenes: colonoscopía, biopsia uterina, ultrasonido pélvico y un examen dermatológico, porque con el síndrome de Lynch, todo esto es parte del cuidado», dice.

Finalmente, Katie optó por someterse a una histerectomía completa para reducir el riesgo de cáncer de endometrio y ovario.

Un cambio en la rutina de detección anual

Las colonoscopias no son algo que Katie teme. Ella y su esposo han desarrollado una rutina cuando llega el momento de hacer el examen anual para la detección del cáncer colorrectal. Él la lleva al procedimiento y una vez que ella ha tenido lo que llama «la mejor siesta del universo», la recoge, le compra un desayuno en Chick-fil-A y se sumergen en el jacuzzi.

Pero su colonoscopia de noviembre de 2020 fue diferente. Reveló un cáncer. Katie dice que fue difícil procesar esa noticia, ya que se estaba recuperando del sedante y la medicación para el dolor que había recibido para el procedimiento.

«Cuando despiertas de una colonoscopia, no es el momento ideal para que te digan que tienes cáncer porque te olvidas, ¿verdad? Tienes que preguntar, ‘¿Es cierto que hay algo ahí? Espera, ¿qué dice el informe?’. Tienes que volver a vivirlo una y otra vez hasta que se te quede grabado», señala Katie.

Una semana después, la tomografía computarizada reveló lo impensable: Katie no solo tenía cáncer de colon, sino que este se había diseminado al hígado. En un solo año desde la última colonoscopia, había desarrollado la etapa más avanzada de cáncer de colon.

«Es un golpe de realidad», dice.

Encontrar ayuda a toda prisa

Katie sabía que, si el cáncer avanzaba rápido, ella tendría que moverse aún más rápido para encontrar tratamiento. Después de explorar las opciones de tratamiento cerca de su casa en Tallahassee (Florida), se comunicó con un familiar lejano que también tenía síndrome de Lynch y había recibido atención en Mayo Clinic de Rochester en Minnesota. Esto la condujo hacia la Dra. Amy Oxentenko, gastroenteróloga en Mayo Clinic.

«Me envió un mensaje que decía: ‘Sé que nunca nos hemos conocido, pero usted ha atendido a muchos de mis parientes en Rochester. Me acaban de diagnosticar y vivo en la Florida. ¿Conoce a alguien que pueda ayudarme?’», relata la Dra. Oxentenko.

La Dra. Oxentenko envió un correo electrónico a Mayo Clinic de Florida explicando la situación de Katie. «Dentro de un período corto, me envió un mensaje de seguimiento indicando que las consultas ya estaban programadas. Después, no supe de ella durante varios meses», dice la Dra. Oxentenko.

Esto se debía a que Katie estaba ocupada haciendo un plan de tratamiento con el equipo de atención para cáncer colorrectal en Mayo Clinic de Florida. El Dr. Jeremy Jones, médico oncólogo, era parte de este equipo.

La inmunoterapia ofrece esperanza

Debido a que Katie era joven, activa y saludable, por lo demás, el Dr. Jones y el equipo de atención médica sugirieron un plan de tratamiento agresivo que incluía inmunoterapia seguida por cirugía para extirpar cualquier residuo de cáncer.

«Afortunadamente, se ha trabajado mucho en pacientes con síndrome de Lynch. Antes, solía ocurrir que tenían un cáncer realmente agresivo, pero no había una buena manera de tratarlo. Sin embargo, en los últimos cinco a siete años, hubo una explosión en los medicamentos que se conocen como inmunoterapias y hemos visto resultados drásticos y curas inesperadas en los pacientes», indica el Dr. Jones.

El Dr. Jones quería que Katie empezara con una combinación de los medicamentos de inmunoterapia llamados nivolumab y ipilimumab, que trabajan muy bien juntos para ayudar al sistema inmune a reconocer y eliminar las células cancerosas. «Teníamos datos que sugerían que los pacientes con el tipo de tumor que ella tenía se benefician de esta combinación de medicamentos como primer tratamiento», señala.

Había solo un problema: la compañía de seguros negó la cobertura para el tratamiento de inmunoterapia. Afortunadamente, se pudo apelar la decisión con éxito y después de 24 horas estresantes, una serie de mensajes en los medios sociales, mensajes de correo electrónico y llamadas telefónicas, el proveedor de seguro médico de Katie aprobó el tratamiento.

«Fue la primera vez en mi vida que el director médico de una compañía aseguradora me llamó y prácticamente se disculpó. Su llamada fue muy bien recibida», apostilla el Dr. Jones.

Katie Cunningham en su bicicleta de montaña.

Katie no perdió el tiempo y empezó con la inmunoterapia.

«Recibí cuatro tratamientos en total. Cada tres semanas, venía a Mayo», señala.

Si bien recuerda haber tenido algunos problemas gastrointestinales pasajeros y sequedad en la boca, indica que tuvo muy pocos efectos secundarios.

«En general, me sentí muy bien durante todo el tiempo. Jugué voleibol y anduve en mi bicicleta de montaña y, puesto que estaba trabajando desde la casa durante la pandemia, realmente nunca dejé de trabajar por periodos largos.

Una respuesta inusual al tratamiento

El 5 de febrero de 2021, Katie regresó a Mayo Clinic de Florida para que le hicieran análisis de sangre y otros exámenes a fin de evaluar los resultados del tratamiento de inmunoterapia.

«Todo había disminuido de tamaño de manera drástica. En los estudios por imágenes, realmente no se podía distinguir nada en el colon. Recuerdo lo que dijo el Dr. Jones: ‘Parece que todo está necrosado y creemos que se eliminó todo. Pero no hay manera de saberlo, a menos que se haga la cirugía’», cuenta ella.

Katie quería estar segura, así que programó la cirugía. El equipo quirúrgico incluía al Dr. Kris Croome, cirujano hepatobiliar de Mayo Clinic y al Dr. Dorin Colibaseanu, cirujano colorrectal de Mayo Clinic quienes extirparon las partes del hígado y del colon que contenían tejido tumoral.

Katie sufrió complicaciones posquirúrgicas desagradables, incluidos un absceso y un derrame pleural; pero al final, los resultados de la cirugía fueron excelentes.

«El Dr. Colibaseanu llamó y me dijo: ‘No pudimos encontrar ningún vestigio viable del cáncer, porque todo estaba necrosado’. Le respondí: ‘Doctor, ¿está diciendo que ya no tengo cáncer? Porque si eso es lo que está diciendo, mejor sería que me lo dijera con esas palabras’. Él se rió y dijo: ‘Bueno, sí, creo que es así’». Es una locura tratar de conciliar en tu cerebro que en un periodo de poco tiempo recibas noticias tan devastadoras, que te cambian la vida y luego escuchar un: ‘Ajá, así es, estás bien’», dice Katie.

«La respuesta de Katie a la terapia fue maravillosa. Como aún vimos algunas lesiones, no sabíamos con certeza, así que procedimos con la cirugía. Cuando se hizo la cirugía, todo el cáncer había desaparecido. Fue increíble». dice el Dr. Jones.

El Dr. Jones enfatiza que la respuesta de Katie al tratamiento fue algo extraordinario.

«No hay nada usual en el caso de Katie», añade.

Pero los resultados de su tratamiento enfatizan la importancia de un enfoque individualizado para el tratamiento del cáncer.

«En Mayo Clinic, el tratamiento es específico e individualizado para cada paciente y la mutación se trata de manera multidisciplinaria para obtener los mejores resultados», señala el Dr. Jones.

La persona desafortunada más afortunada

Katie recibirá atención médica de seguimiento para el tratamiento del cáncer colorrectal durante al menos cinco años y las evaluaciones anuales para el síndrome de Lynch también continuarán. Por ahora, tiene la tranquilidad de saber que está libre de cáncer y por las solo 10 pulgadas de colon que le quedan, dice que las colonoscopias anuales serán más fáciles.

«Va a ser un procedimiento bastante rápido, ¿verdad?», comenta, riéndose.

Para Katie es importante ayudar a los demás a ver la concienciación sobre el síndrome de Lynch, y las revisiones anuales que lo acompañan, como un regalo.

«Siempre lo he visto de esa manera», «Soy muy afortunada por saber esto, pues si no supiera que tengo esta mutación genética, no me sometería a colonoscopias y, muy probablemente, ya estaría muerta. Soy la persona desafortunada más afortunada».

Más información

Infórmese más sobre el síndrome de Lynch y encuentre un ensayo clínico sobre el síndrome de Lynch en Mayo Clinic. Infórmese más sobre el cáncer de colon y encuentre un ensayo clínico sobre el cáncer de colon en Mayo Clinic. Únase al Grupo de cáncer colorectal a través de Mayo Clinic Connect.

Además, lea estos artículos: