7 medidas para mejores hábitos nutricionales en los supervivientes de cáncer
Por Jessica Saenz
La alimentación y la nutrición son fundamentales para la buena salud de todos, pero para quienes viven con cáncer, puede significar años venideros con más salud.
No siempre es fácil adoptar una alimentación balanceada y un estilo de vida sano, sobre todo cuando hay que romper hábitos de toda una vida, pero hacer estos cambios de forma lenta y constante ayuda.
«Cuando de nutrición se trata, el cáncer ofrece una oportunidad para enseñar a los pacientes y trabajar con ellos. Considero que llevar un estilo de vida enfocado en la nutrición y la actividad física, tanto durante como después del diagnóstico de cáncer, puede empoderar a los pacientes y permitirles tomar control de su enfermedad. Además, puede mejorar los resultados que se obtengan, disminuir el riesgo de otro tipo de cáncer secundario y mejorar la calidad de vida durante y después del cáncer», comenta la Dra. Dawn Mussallem, médica internista en Mayo Clinic y especialista en supervivencia del cáncer. Además, la Dra. Mussallem es superviviente de un cáncer en etapa IV desde hace 21 años.
Si usted tiene cáncer o sobrevivió la enfermedad, pueden implementar las siguientes siete medidas para mejorar su alimentación y nutrición:
1. Empezar con una alimentación balanceada que incluya verduras, frutas y cereales integrales.
«A los supervivientes de cáncer, se les recomienda la misma alimentación que sirve para prevenir el cáncer: una dieta baja en grasa, con productos integrales y predominantemente vegetal, que contenga verduras, frutas de muchos colores, cereales integrales, leguminosas y frutos secos. Este patrón alimentario es fundamental para una salud óptima y es bueno para prevenir, tratar o revertir algunas enfermedades crónicas, no solamente el cáncer», afirma la Dra. Mussallem.
Aunque toda persona es diferente y las preferencias alimentarias varían entre unos y otros, comer una variedad de frutas y verduras beneficia a quienes tuvieron cáncer. Las verduras crucíferas, como el brócoli, la coliflor, las coles de Bruselas, el repollo y la col rizada, contienen mucha fibra, lo que se ha comprobado que reduce el riesgo para cáncer colorrectal; además, tienen fitoquímicos que pueden proteger a las células de sufrir daños.
«Cuando se trata de seguir una dieta basada en plantaas, las cosas son diferentes para todas las personas y todas las familias. Algunos quieren comer alimentos 100 por ciento vegetales, mientras que otros desean incluir huevos, productos lácteos bajos en grasa, pescado o aves», explica la Dra. Mussallem.
2. Comer frutos rojos.
«A todos mis pacientes, les doy la siguiente tarea: comer entre media y una taza de frutos rojos todos los días, no solo un par de veces por semana. Contienen mucha fibra, antioxidantes, como la vitamina C, fitoquímicos y son sabrosos», opina la Dra. Mussallem.
Los arándanos azules, las moras, las frambuesas, las fresas y los arándanos rojos están entre las frutas con más cantidad de antioxidantes, los cuales ayudan a prevenir enfermedades crónicas, entre ellas, el cáncer.
Los resultados del Estudio de la Salud por Enfermeros mostraron que entre las personas que superaron el cáncer de mama, quienes ingirieron dos porciones de frutos rojos por semana mostraron una mejora del 25 por ciento en la supervivencia específica a ese tipo de cáncer», añade la Dra. Mussallem.
Cuando sea difícil encontrar frutos rojos frescos o estén muy caros, la Dra. Mussallem recomienda comprarlos congelados para obtener el mismo valor nutritivo.
3. Consumir carne roja con moderación, y evitar la carne procesada.
Las carnes procesadas, como el tocino, las salchichas, los perros calientes, el jamón y los embutidos, aumentan el riesgo para cáncer de colon.
«Las carnes procesadas están en el grupo 1 de las sustancias cancerígenas y son iguales a los cigarrillos. Cuando se trata de sustancias cancerígenas, no considero prudente aconsejar a mis pacientes que apliquen la moderación, sino que prefiero que intenten evitar las carnes procesadas», asegura la Dra. Mussallem.
«Las evidencias plantean que la carne roja es cancerígena, de modo que lo mejor es restringirla al máximo posible. Si alguien solía comer una porción de 4 o 6 onzas de carne roja, ahora debería considerar porciones de 2 o 3 onzas y procurar no exceder un total de 12 onzas de carne roja por semana», añade.
Dentro de las carnes rojas están la de res, la de cerdo y la de cordero. Optar por proteína de origen vegetal, como los frijoles, las lentejas, los frutos secos o las carnes más sanas, como el pescado y el pollo, ayuda a comer con más moderación y a restringir el consumo de carne roja.
4. Reducir la grasa saturada.
Las grasas saturadas son sólidas a temperatura ambiente. Están presentes en la mantequilla y la manteca, así como en los productos lácteos con grasa, como leche, yogur y queso, además de en la carne, y se las debe consumir con moderación. Sustituir las grasas saturadas con otras grasas más sanas, como las grasas poliinsaturadas, ayuda a disminuir el riesgo para diferentes tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas.
«El estudio Iniciativa para la Salud de la Mujer, después de un seguimiento de 19,6 años, mostró que una alimentación baja en grasa ayudó a reducir la mortalidad por cáncer de mama. Asimismo, cuando se reduce la cantidad de grasas saturadas en los hombres con cáncer de próstata, disminuye el riesgo de recurrencia. El Estudio de la Salud por Médicos investigó los patrones de alimentación después del diagnóstico de cáncer de próstata y reveló que los hombres que ingerían una alimentación occidental, con mucha comida procesada y alta en grasa, corrían más riesgo de morir a consecuencia del cáncer de próstata y otros motivos generales», señala la Dra. Mussallem.
«Sabemos que un patrón sano de alimentación es realmente importante, no solo para prevenir el cáncer, sino también para evitar todas las enfermedades crónicas», declara la doctora.
5. Evitar el alcohol.
«El alcohol también es cancerígeno. La mejor recomendación que puedo dar a mis pacientes para prevenir el cáncer, o después de recibir ese diagnóstico, es que eviten consumirlo. El consumo de alcohol no aporta ningún beneficio para la salud», apostilla la Dra. Mussallem.
El consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo para siete tipos diferentes de cáncer: mama, colon y recto, boca, garganta, esófago, estómago e hígado.
«Mientras más alcohol se consume, mayor es el riesgo. Los pacientes preguntan cuánta cantidad es razonable consumir si desean beber un poco de alcohol en un evento social. Para responderles, es importante hablarles acerca del tamaño normal de las bebidas. Los pacientes se impresionan al escuchar que 5 onzas (148 ml) de vino equivalen a una copa y que 12 onzas (355 ml) de cerveza normal o 1,5 onzas (44 ml) de cualquier licor con graduación alcohólica de 80 equivalen a una copa normal. No obstante, el alcohol en cualquier cantidad aumenta el riesgo de cáncer y de recurrencia, por lo que menos es realmente más», dice la médica.
6. Reducir las bebidas azucaradas o procesadas.
El problema con los jugos de fruta y otras bebidas sumamente procesadas es que tienen bajo valor nutritivo y, además, concentran muchas calorías por el azúcar. Incluso cuando la etiqueta del jugo dice que es 100 por ciento fruta, el procesamiento lo convierte en algo muy cercano a agua azucarada con muy pocos nutrientes añadidos.
«Cuando se trata de jugos, se quita el beneficio más importante de la fruta que es la fibra. Coma la fruta entera y no desperdicie el dinero en el jugo», recomienda la Dra. Mussallem.
Se puede decir lo mismo de la soda y de otras bebidas deportivas azucaradas que contribuyen a la obesidad y al exceso de peso. Mantener un peso saludable disminuye el riesgo para varios tipos de cáncer, incluido el de mama, de próstata, de pulmón, de colon y de riñón.
7. Evitar los suplementos no recomendados por el proveedor de atención médica.
«Una encuesta reciente informó que más del 70 por ciento de los supervivientes de cáncer consumen suplementos alimentarios, los cuales no se recomiendan para prevenir el cáncer ni para después de haberlo sobrevivido. Lo deseable es que los supervivientes de cáncer ingieran una alimentación sana y obtengan de alimentos nutritivos todos los antioxidantes, los fitoquímicos, las vitaminas y los minerales que necesitan», afirma la Dra. Mussallem.
Es importante que la gente que tiene o tuvo cáncer hable con el proveedor de atención médica acerca de los suplementos de venta libre, antes de incorporarlos a su régimen de salud, porque puede haber riesgos, incluida una interacción medicamentosa.
«Se dicen muchas cosas falsas por allí y los pacientes de cáncer son presa fácil para esta industria de 32 mil millones de dólares. Existen varios estudios que muestran que algunos suplementos pueden, en realidad, hacer daño», acota la Dra. Mussallem.
Si usted acaba de sobrevivir un cáncer, puede ser que estos cambios en la alimentación le parezcan abrumadores, pero la Dra. Mussallem le recomienda hablar con su proveedor de atención médica acerca del plan de alimentación y buscar el apoyo de los suyos para garantizar que los cambios sean duraderos.
«Como superviviente de cáncer, me apasiona preparar comidas sanas a base de productos vegetales y trabajar con los pacientes. Es fascinante poder alimentar y nutrir al cuerpo. Además, los pacientes se sienten mejor con una alimentación en la que predominan los productos vegetales e integrales. Para mí, lo más importante es disfrutar de la vida y sentirse bien», concluye la Dra. Mussallem.
Más información
Vea a la Dra. Dawn Mussallem hablar sobre la alimentación y la nutrición de los supervivientes de cáncer en este vídeo podcast de «Preguntas y respuestas de Mayo Clinic»:
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